Un infierno verde: Los cadáveres calcinados de monos, serpientes y caimanes yacen entre las extensiones carbonizadas del Pantanal brasileño, otrora un vergel verde, ahora convertido en el mayor humedal tropical del mundo envuelto en llamas.
Al caer la noche, el cielo se tiñe de un rojo anaranjado mientras una torre de humo ámbar se eleva hacia las estrellas. El fuego no da tregua ni a la flora ni a la fauna que desesperadamente intentan escapar.
«Las llamas avanzan demasiado rápido», lamenta Delcio Rodrigues, director del Instituto ClimaInfo. «No les da tiempo a los animales escapar. A veces ni siquiera tienen por dónde hacerlo».
El Niño y el cambio climático, una dupla mortal: El fenómeno meteorológico de El Niño, potenciado por el cambio climático, ha secado los ríos de la zona e interrumpido sus inundaciones estacionales, dejando al ecosistema vulnerable a los incendios.
Un futuro incierto: Según un estudio publicado en Scientific Reports, este año amenaza con convertirse en el peor año de incendios en la historia del Pantanal, superando incluso el 2020, cuando las llamas se cobraron la vida de unos 17 millones de vertebrados.
Un patrimonio en peligro: El Pantanal, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO y con una superficie más de dos veces la de Portugal, alberga a la especie de jaguar más grande del mundo, así como al tapir y al oso hormiguero gigante, ambas especies en peligro de extinción.
Los expertos advierten: «El cambio climático, sumado a los incendios, acaba cambiando por completo el entorno», afirma Rodrigues. «A largo plazo, se reduce la biodiversidad y se pierde hábitat. Los animales salvajes no tienen adónde ir».
La temporada más crítica se acerca: Los expertos advierten que la región se adentra en la temporada más arriesgada de incendios, que suele alcanzar su punto álgido en septiembre. El futuro del Pantanal pende de un hilo, y la lucha contra el cambio climático y las prácticas nocivas para el medio ambiente se vuelve más urgente que nunca.