Los resultados electorales del pasado domingo en la Capital Federal obligan a repensar todas las estrategias partidarias en casi todas las provincias. Y Chubut no es la excepción.
El mapa que se dibuja para las administraciones provinciales que no comulgan, o no responden, a los lineamientos del gobierno nacional, corren serios riesgos de que, nacionalización de la campaña mediante, los comicios del próximo 26 de octubre pueden llegar a constituirse en un fuerte revés electoral.
El tercer lugar al que quedó relegado el PRO en CABA es un llamado de alerta para todos los oficialismos provinciales. El cómodo triunfo de LLA en el distrito capitalino interpela a gobernadores de todos los signos partidarios que podrían ver peligrar no solo sus segundas mitades de mandato, sino las carreras políticas de todos aquellos mandatarios que amasan, en silencio, por ahora, aspiraciones de mayor envergadura.
Torres reaccionó rápidamente
Sabe que, si no aumenta el volumen político de su administración, peligra su hegemonía provincial. De no «engordar» la imagen de su gestión y la de él mismo, ambas podrían convertirse en un «bocatto di cardenale» para quienes ya se están acomodando la servilleta sobre las piernas.
El futuro está en Chubut
El joven mandatario provincial propuso la misma noche del domingo armar un cónclave de transición energética con la participación de integrantes de la primera línea del gobierno nacional (Guillermo Francos), el expresidente Mauricio Macri; la diputada nacional Ana Clara Romero; el vicegobernador de Chubut, Gustavo Menna; el CEO de Pan American Energy, Marcos Bulgheroni; y el presidente y CEO de YPF, Horacio Marín. También participarán referentes del sector privado como Bernardo Andrews (Genneia); Gabriel Vendrell (Aluar); y el dirigente sindical y diputado nacional Jorge Ávila (Petroleros Privados de Chubut), entre otros.
El encuentro está llamado a realizarse el próximo 2 de junio en el Hotel Four Season de la Capital Federal bajo el pomposo título de «Energía Chubut 2050 – Tierra de Futuro».
La idea de Torres -pareciera ser- es no perder la iniciativa y no permitir que le nacionalicen la elección en el pago chico, donde obviamente juega de local. Para alcanzar ese objetivo, la puesta en escena no puede realizarse en territorio provincial. La batalla, necesariamente, hay que darla donde la gallina pone los huevos y ese lugar es, la Capital Federal.
Dicho de otro modo, si el gobernador pretende mantener su hegemonía e impedir que la LLA no se le cuele por los laterales, debe encarar la campaña electoral en un doble plano: uno provincial y el otro nacional.
En la provincia, Torres y su círculo de confianza (que no son muchos) tiene una estrategia que viene trabajando hace ya unos cuantos meses. Lanzar un partido provincial constituido por referentes de todos los partidos políticos que deseen sumarse. Una especie de partido político tipo «Catch all» (atrapa todo) bajo la consigna de: «no importa de qué partido vengan, lo importante es que vengan, que sumen».
Así, ya adicionó a buena parte del radicalismo provincial (no todo), referentes del Chusoto que, antes de desaparecer prefieren aliarse a alguien, y un número importante de intendentes que también ven peligrar sus posiciones privilegiadas si la ola «violeta» de LLA alcanza en Chubut, un desempeño parecido a lo que se vio el domingo pasado en CABA.
Los tiempos corren al gobernador de la provincia. Tiene tiempo hasta el 7 de agosto para presentar alianzas y frente electoral, y hasta el 17 del mismo mes para presentar candidatos. Todo indicaría que la actual diputada Ana Clara Romero encabezaría la lista. Lo que no está claro aún es quien la acompañaría. Es casi seguro que el segundo lugar sea reservado a un radical, posibilitando así que se reedite la alianza PRO – UCR. Pero con eso no alcanza. Torres necesita sumar más referentes de otras fuerzas partidarias. ¿Las sumará colocando a referentes extrapartidarios en cargos provinciales? Mmmmmm…
El que abrió los brazos, como quien quiere abrazar al mundo, es el actual diputado nacional César Treffinger. El ex militar pretende conducir la ambulancia que vaya levantando a los heridos que no lograron ser parte de los acuerdos partidarios de cúpulas. Hay radicales, hay peronistas y otros especímenes que otrora, supieron vociferar a los cuatrocientos, que su límite era Milei, pero que hoy hacen ejercicio voluntario del olvido para no quedar fuera de armados futuros. Son los que hoy se quejan de que quieren elecciones internas, pero olvidan que cuando ocuparon cargos, no les tembló la mano para firmar las hipócritas listas de unidad. En fin.
Un clásico, pero básico
De todas formas, Treffinger, máximo referente libertario en Chubut, no las tiene todas consigo. Y es lógico. Pretende manejar –de hecho, lo hace- a LLA – Chubut como si fuera un distrito militar. No persuade, ordena. Y en política, quien gobierna haciendo cumplir órdenes, tiene los días contados. «El poder es la capacidad de encontrar obediencia a un mandato determinado» o «la capacidad de imponer mi voluntad por sobre la voluntad de los demás», clásicas y básicas definiciones de «poder». Hasta acá llega el vuelo intelectual de Treffinger.
«Poder político» tiene otra naturaleza, otra génesis. «Es la capacidad de tomar decisiones que comprometan efectivamente a la totalidad de la sociedad». Esa capacidad es amalgamada por líderes que en lugar de «ordenar», «persuaden». El poder político es también una adecuada combinación de dosis de coacción y consenso. ¿Puede aplicarse en algún momento una dosis fuerte de coacción? Si. Lo que no puede ocurrir es que el poder solo se apoye en actitudes de cumplimiento forzado. Para construir un poder político legítimo y duradero éste, necesariamente, debe contar con más dosis de consenso, de diálogo, de construcción colectiva. No de coacción.
La antítesis
Treffinger –Milei también- es exactamente lo opuesto a la descripción de un líder político que ejerce una cuota de poder de forma democrática. Ordenan, expulsan, agreden. Son parte del problema, no de la solución. Y los ejemplos más acabados son, por un lado, lo acontecido el domingo pasado en las elecciones de la Capital Federal. La disputa Milei – Macri le permitió al kirchnerismo alcanzar un segundo lugar. Y es un segundo lugar en un distrito electoral como CABA, en donde el peronismo y todas sus vertientes, siempre perdieron elecciones por márgenes mucho más amplios que los tres puntos porcentuales que separaron a Manuel Adorni de Leandro Santoro.
Por el otro, en Chubut, Treffinger expulsó de un grupo de WhatsApp a Ricardo Bustos. Un periodista de la ciudad de Esquel que quiere ser candidato a diputado nacional por la LLA pero que no es del riñón del ex militar. Es decir, no cumple con las órdenes castrenses emitidas por el ex infante de marina que prestó servicios en el BIM 4 de Río Gallegos y el BIM 5 de Rio Grande.
Una brújula sin norte magnético
El peronismo chubutense no ahorra fracasos. Conductores inexpertos, administradores condenados por estafadores, referentes procesados, una larga lista de imputables y muchos afiliados que buscan desesperadamente ser contenidos, intentan sobrevivir también a la ola violeta.
El pasado sábado, el congreso partidario autorizó a la conducción a formar alianzas y frentes electorales. Una obviedad, para no discutir el problema de fondo: evitar elecciones internas para que el cuerpo partidario no se vacíe de sangre.
El argumento esgrimido y solapado de la conducción pejotista, para soslayar las internas, es: «No nos dan los tiempos». En realidad, nunca le dieron los tiempos.
Y la falta de esa gimnasia, tan saludable para la vida interna e institucional de un partido, como lo es «el debate», ha llevado al peronismo a no ganar una elección desde el año 2003 a la fecha. Vale recordar que el triunfo de Mario Das Neves, en aquel año, fue producto más de la tenacidad de «el portugués» que de la convicción de los principales referentes de la época que se afanaron por ocupar algún cargo legislativo, porque no creyeron que el PJ podría ganar las elecciones de aquel año. Obviamente se equivocaron.
Pertenecer… ¿Tiene sus privilegios?
El PJ vive uno de sus peores momentos. Al igual que otros partidos, dejo de «seducir». Enamorar al electorado, es algo que dejó de hacer hace muchas décadas. Ya no atrae y, ante la falta de esas virtudes, decidió recorrer un camino que tiene un solo sentido: ida. No tiene retorno.
El peronismo suplió la pertenencia confesional a la pertenencia rentada. Así, se rodeó de afiliados de ocasión que deciden formar y tener parte, a cambio de algún tipo de retribución. En ese escenario cobraron singular relevancia estructura petrificadas que cuentan a los afiliados cooptados coactivamente que no tienen otra opción que la de «estar».
Las principales alianzas concretadas por las diferentes conducciones que ha tenido el peronismo a lo largo de los últimos años, son compromisos con gremios que le aseguran votos a cambio de futuros favores. De este modo, se han sumado a los candidatos del ala política del peronismo, líderes gremiales que «acompañan» al candidato, pero bajo condiciones prebendarias o a cambio de beneficios.
Así y todo, con militancia rentada incluida, el PJ no ha logrado llegar al poder, excepto en Comodoro Rivadavia. Así y todo, no son pocos, los dirigentes gremiales que han decidido abandonar esa metodología de participación partidaria y se han lanzado a fortalecer otros frentes electorales o estructura electoralistas propias.
Varios botones de muestra
El caso más emblemático es, tal vez, el de Jorge Ávila, titular de Petroleros Privados que desde el año 2023 forma parte del frente electoral que conduce el gobernador Torres. El otro ejemplo es el Jorge Taboada que, desde el gremio de Camioneros, cuenta ya con partido político propio y no se descarta que se sume a un frente electoral también liderado por Ignacio Torres.
En el valle, la figura del titular del Centro Empleados de Comercio, Alfredo Béliz, adelantó que, si no hay internas partidarias, participará de las elecciones, pero por fuera de estructura pejotista.
Los hermanos Ricardo y Gustavo Sastre, conductores de peronismo de Puerto Madryn, han formado su propio partido y participan, hace años, de alianzas electorales por fuera del peronismo. Lo mismo ocurrió con Gustavo Mc Karty que concurrió con el sello de La Libertad Avanza en las últimas elecciones a intendente en la ciudad de Trelew.
Hay más ejemplos que podríamos citar, pero por una cuestión de espacio, notamos los más relevantes.
¿Le alcanza al peronismo chubutense el formato frentista para alcanzar el poder provincial? Evidentemente no. Tal vez la excepción sea la Municipalidad de Comodoro Rivadavia, que todavía ofrece una «billetera» lo suficientemente gorda como para financiar toda campaña electoral. Pero con la billetera no alcanza y menos aún para ganarles a quienes proponen justamente lo contrario: achicar el gasto público.
La ola violeta vocifera la necesidad de terminar con la casta. El instrumento para alcanzar ese objetivo es la motosierra. Y para adquirir esa amenazante herramienta se necesita controlar la inflación. Milei y su equipo lo están haciendo, están logrando disminuir la velocidad a la que viaja la inflación y eso, es lo que la gran mayoría del pueblo argentino desea. Previsibilidad y estabilidad.
Por Sergio Cavicchioli