Calidad informativa para la construcción de una identidad regional

¿Quién se le sienta a Milei?

“…El Pacto de Olivos y el emprendimiento reformista de nuestra Constitución Nacional que aquel pacto posibilitó… Se trató precisamente de una oportunidad única para evitar lo irreparable -abrir las puertas a la ilegalidad e ilegitimidad del poder- y para permitirnos al mismo tiempo modificar rumbos y comportamientos más profundos, y alcanzar objetivos comunes largamente anhelados que nos habían resultado elusivos hasta entonces…”

“…A lo largo de casi todo el siglo XX la historia argentina fue la historia de un país cuyas relaciones sociales no estuvieron sujetas a un pacto de convivencia. Las guerras internas antes de la Organización Nacional, las múltiples luchas que precedieron el acceso al gobierno del radicalismo, la violenta restauración conservadora del treinta, la irrupción del peronismo como fórmula frontalmente opuesta a las expresiones políticas preexistentes y la posterior revancha antiperonista, constituyeron sucesivas manifestaciones de una misma imposibilidad para convivir en un marco compartido de normas, valores e instituciones, indispensable para la vigencia del Estado legítimo…”

Estos fueron algunos de los conceptos que pronunció el extinto Presidente Raúl Alfonsín, al cumplirse 20 años de la instauración de la democracia en 2003 en donde, además, expresó los fundamentos que sostuvieron la Reforma Constitucional de 1994.

A 40 años de aquella reinstauración…

… Y a 29 de la reforma de nuestra Carta Magna, algunos de los diagnósticos, expresados por el propio Alfonsín, permanecen aún hoy presentes y se traducen como riesgos y peligros que aquejan a nuestro sistema de convivencia.

Así como la ausencia de respetos y la permanente violencia política que dominaron la escena pública de los años ’70 conspiraron contra la formación de un pacto de convivencia; la pobreza y la indigencia de los últimos años, expulsa a 6 de cada 10 argentinos de la digna condición de habitantes/ciudadanos al impedirles cumplir con las necesidades básicas alimentarias.

La violencia política setentista trajo como respuesta el autoritarismo extremo más exacerbado de la dictadura militar en el ejercicio del poder. Así se abrió la puerta a la ilegalidad como mecanismo de organización del poder.

La pobreza y la indigencia interpelan, en ambos casos, la legitimidad de ejercicio o de procedimiento de un poder y de una clase dirigente que indiferente y disociada de sus representados, se separa, se divorcia, de la misma matriz que le dio nacimiento.

Lo dijo a lo largo de la semana el propio Jefe de la Iglesia Católica, el argentino Jorge Mario Bergoglio. El Papa Francisco recordó que, para ejercer el poder «no alcanza con la legitimidad de origen», sino que «el ejercicio debe ser legítimo». Fue durante un mensaje que envió a los miembros del Comité Panamericano de Juezas y Jueces por los Derechos Sociales y la Doctrina Franciscana (Copaju).

Las “coincidencias básicas” de Alfonsín

Los referentes políticos más relevante de aquellos años coincidieron en la necesidad de instrumentar todos los cambios que consideraron necesarios para alejar los peligros que acechaban a nuestra joven democracia. La posibilidad de retornar a la ilegalidad y la pérdida constante de legitimidad del sistema político. Así, y mediante la reforma de 1994, establecieron un conjunto de “coincidencias básicas” para dotar al sistema de las fortalezas suficientes (para la época) en la nueva clase dirigente para “desarrollar la sensibilidad, la percepción y la capacidad de respuesta a los desafíos que las sociedades deben enfrentar”, agregó Alfonsín en sus memorias.

El mensaje pronunciado por el Presidente Javier Milei el pasado 1º de marzo en oportunidad de realizar la apertura de un nuevo período de sesiones ordinarias del Congreso de la Nación, tal vez deba ser interpretado como un llamado para instrumentar esa capacidad de respuesta al conjunto de problemas- hasta ahora insolubles- que vive la sociedad argentina.

El “Pacto de Mayo” 

Pareciera que apunta a rescatar cuestiones absolutamente obvias para la salud económica de cualquier país que se jacte de tal, a saber: 1) la inviolabilidad de la propiedad privada, 2) el equilibrio fiscal innegociable 3) la reducción del gasto público a niveles históricos, en torno al 25% del Producto Bruto Interno, 4) una reforma tributaria que reduzca la presión impositiva, simplifique la vida de los argentinos y promueva el comercio, 5) la rediscusión de la coparticipación federal de impuestos para terminar para siempre con el modelo extorsivo actual; 6) el compromiso de las provincias de avanzar en la explotación de los recursos naturales del país, 7) la reforma laboral moderna que promueva el trabajo formal, 8) la reforma previsional que le dé sustentabilidad al sistema, respete a quienes aportaron y permita, a quienes prefieran, suscribirse a un sistema privado de jubilación, 9) la reforma política estructural que modifique el sistema actual y vuelva a alinear los intereses de los representantes y los representados y 10) la apertura al comercio internacional, de manera que la Argentina vuelva a ser una protagonista del mercado global.

Nadie, en su sano juicio, cuestionaría alcanzar la concreción de éstos diez puntos que, insistimos, son como un ABC de la salud pública de cualquier nación. Tal vez, podemos cuestionar el orden en que el Presidente pronunció esos principios básicos. Llama mucho la atención, por ejemplo, que el más importante ocupe o se ubique en el noveno lugar. Me refiero a la reforma política estructural indispensable (agregaría yo) para alinear los intereses de los representados con el de los representantes. Sin lugar a dudas, debería haber ocupado el primer lugar. Un detalle que, no es menor.

Pero, a diferencia del momento que les toco (¿en suerte?) protagonizar a los expresidentes Alfonsín y Menem con el “Pacto de Olivos” y la resultante reforma de la Constitución del año 1994, los tiempos presentes muestran una limitación más que importante para materializar este o cualquier otro pacto.

Había con quién hablar…

Alfonsín contó con la ventaja de tener un interlocutor válido. Válido para el principal partido de la oposición de aquel entonces, el Partido Justicialista, y validado también en un proceso de elecciones y entrega del mando anticipado.

Carlos Menem fue el resultado del triunfo de un peronismo asentado en el interior de la Argentina que supero holgadamente a la renovación peronista que supo encabezar Antonio Cafiero. Por lo tanto, la cuestión interna en el partido fundado por Juan Domingo había quedado saldada. La otra singularidad que permitió alcanzar un acuerdo fue el hecho de la aceptación por parte de Alfonsín de anticipar la entrega del poder.

Restando solo 6 meses para la finalización de su mandato, el presidente de extracción radical aceptó llamar a elecciones y, como resultado de las misma, el gobernador de La Rioja, nacido en la localidad de Anillaco, paso a ser el segundo presidente constitucional después de 1983.

La suerte que corrió Alfonsín no es la misma que asiste a Milei, gobernando un país, incluso, con el empeoramiento de casi todos los indicadores económicos y sociales, respecto de los que dejo Alfonsín.

La necesidad de liderazgos

El problema para alcanzar un acuerdo, o un nuevo pacto, que permita consolidar no solo la convivencia democrática, sino sanear un sistema económico y social absolutamente devastado por la impericia de los sucesivos gobiernos ocupantes del poder desde el nacimiento del nuevo siglo es, entre otros, la falta de liderazgo que corporice la conducción de la llamada “oposición”.

No hay hoy, un claro líder que canalice sistémicamente, la representación de quienes piensan diferente a Javier Milei y sus libertarios.

¡Compañero!… ¿En qué nos convertimos…?

El peronismo del siglo XXI termino subsumido en un pobre sello de goma que se expresa partidaria e ideológicamente en facciones, cuyas luchas internas, no le posibilita al partido fundado por Juan Domingo, tener una mirada abarcativa que se exprese más allá de las pretensiones de grupo.

De hecho, uno de los ejemplos más esclarecedores de esas pretensiones de grupo, hasta incluso personales, sea el proceso judicial que la tiene a la ex Presidente Cristina Fernández, como culpable del delito de administración fraudulenta en la causa denominada “Vialidad” (por el favoritismo hacia Lázaro Báez). Ahora, el fiscal de la causa, buscará que el tribunal la encuentre a CFK como integrante, además, de una asociación ilícita.

El nuevo hecho sospechado de corrupción (digo “nuevo” porque estoy seguro que no será el último) es la contratación de seguros que hizo el esposo de la secretaria privada del ex Presidente Alberto Fernández que le habría generado ganancias por un millón de dólares mensuales.

Y………. (hay muchos libros escritos sobre esto)

En este sentido, el grupo o facción más organizada es el “kirchnerismo” que ha fundado sus logros a partir de las malas experiencias de sus adversarios (Mauricio Macri) y del frustrante gobierno de Alberto Fernández del que, obvio es decirlo, formo parte.

Un café por acá, por favor… 

La izquierda argentina no logra superar sus propios límites y, lejos del poder y con porcentajes electorales absolutamente marginales, se ahoga en esporádicas charlas de café de cada vez menos participantes, o en marchas/piquetes absolutamente intrascendentes.

Primero la nuestra…

Los famosos movimientos sociales son hijos de la asistencia social estatal. Su financiamiento ha puesto de relieve que sus principales conductores o referentes, reciben más beneficios personales que los que dicen compartir. Los llamados “gerentes de la pobreza argentina” son hoy uno de los principales actores a sortear. La metodología para “saltearlos” es que la asistencia llegue a quienes realmente la necesitan o de manera directa.

Los gordos, más gordos que nunca

Los gremios y las distintas centrales obreras, carecen de toda representatividad al haberse anquilosado en roles de poder del que solo ellos salieron beneficiados. De hecho, una de las principales medidas y más festejadas de la Administración de Javier Milei, es la libertad de elección que tendrá cada trabajador en la elección de la obra social a la desee pertenecer. No es un dato menor: una de las principales cajas del sindicalismo argentino deja de estar bajo el poder de un grupo de sindicalistas que, durante décadas, se beneficiaron a costilla de sus representados.

Con lo cual, para la celebración de “nuevo pacto” o “Pacto de Mayo”, la administración de Javier Milei no cuenta –y lo necesita- con un interlocutor válido que lidere claramente la oposición al gobierno. La convocatoria la hizo a todos los gobernadores y a los principales líderes de los partidos opositores (que no estén presos o corran serios riesgos de estarlo).

La Iglesia argentina quiso ocupar ese lugar luego de la crisis del 2001 durante la presidencia de Eduardo Duhalde con la famosa “Mesa del Diálogo Argentino”. Si bien la convocatoria al diálogo existió, fueron más lo que se ausentaron que los que participaron.

La experiencia española

Sobre finales de los años setenta, los españoles tuvieron una necesidad similar (no idéntica a la argentina) y la figura convocante fue el Rey Juan Carlos I de España en lo que se denominó los “Pactos de la Moncloa” (por el nombre del Palacio en el que se celebró) en donde se acordó el programa de saneamiento y reforma de la economía española y el acuerdo sobre el programa de actuación jurídica y política. La figura del “rey” actuó como un convocante con la suficiente autoridad para reunir a los principales líderes políticos de la época. Argentina no cuenta con esa figura.

Ahora, nos toca a nosotros

¿Estarán los gobernadores a tono con las necesidades no solo de sus distritos, sino con el convite presidencial? ¿Serán los mandatarios provinciales la contracara de una moneda devaluada llamada Argentina que, hasta ahora, solo lo tiene en su cara a Javier MIlei?

El jueves próximo se reúnen en Puerto Madryn los 6 mandatarios patagónicos: Melella (Tierra del Fuego), Vidal (Santa Cruz), Torres (Chubut), Weretilnek (Río Negro), Figueroa (Neuquén) y Ziliotto (La Pampa).

Tienen la legitimidad para hacerlo. ¿Lo harán?

Por Sergio Cavicchioli

 

 

Compartir:

1 comentario en “¿Quién se le sienta a Milei?”

  1. Humildemente mi resumen,coincidente con la editorial es el punto 9 de la convocatoria para mayo .Es imperiosa ( y no tiempo que esperar ) es la reforma POLÍTICA Y EL BLANQUEO DE LOS FONDOS ( Dinero para financiar campañas nscionales provinciales y Municipales )
    Cuando estas reformas estén sujetas al poder judicial si no se cumplen , veremos peligrar nuevamente nuestro fistema y representativo

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

PECOM firmó un acuerdo con Flowco para mejorar la eficiencia productiva y la confiabilidad en Vaca Muerta
Tres condenas en Chubut por distribución y tenencia de contenido sexual infantil
Eliminaron subsidios de luz y gas a más de 2.800 hogares de barrios cerrados y countries