Restan definir algunos detalles, pero es casi seguro que el próximo lunes 28 de octubre, Pecom (Pérez Companc) se constituya en la nueva operadora de área del Chubut en reemplazo de la histórica YPF.
YPF no desaparecerá de la provincia y Pecom es una vieja conocida
La petrolera nacional mantendrá sus actividades en su yacimiento estrella, Manantiales Behr que, sostiene su producción incremental de petróleo, a través de la recuperación terciaria.
Pecom retorna así a la provincia volviendo a comprar áreas que eran de YPF. Lo hizo en 1979 con Pampa del Castillo y ahora, hace lo propio con Campamento Central – Cañadón Perdido y El Trébol – Escalante, adquiridas a YPF en el contexto del Proyecto Andes.
¿Cuáles son las perspectivas con la llegada de una y la continuidad, a medias, de la otra?
Veamos, primero, el vaso medio lleno
Están aquellos quienes sostienen un moderado optimismo respecto del mejoramiento que pueden adquirir esas áreas maduras operadas por la familia Pérez Companc. Y les asiste la razón. En principio porque la inversión de YPF en esas áreas ha sido prácticamente nula. Con poco, Pecom, pondría en funcionamiento áreas que, de la mano de la producción secundaria, pero fundamentalmente terciaria, retomarían el camino de una mayor inversión. No muy destacada, pero mejor que la actual.
Este moderado optimismo está relacionado también con los niveles de eficiencia y eficacia que le impriman a la operación los nuevos propietarios. Son conocidos, en el mercado hidrocarburífero, los altos estándares que Pecom adquiere en la gestión de sus inversiones. Naturalmente, este escenario, necesariamente, se complementa con una serie de factores que, para alcanzar una virtuosa ecuación económica, en yacimientos maduros como los mencionados, todas las empresas operadores deben definir.
Entre estos factores se encuentran: qué tipo de vínculo establecerá el nuevo operador con los sindicatos del sector y, por otro lado, con qué empresas contratistas llevará a cabo la gestión de sus yacimientos.
Con los gremios adentro
No es un dato menor el hecho de que hayan sido los dirigentes del sindicato petrolero los primeros en alzar la voz para lograr un mejoramiento en los niveles de actividad en todos los yacimientos de la provincia. Pero esta demanda no fue, ni es, gratuita. Son más de 2 mil los afiliados que descansan en sus hogares a la espera del llamado que los devuelva al campo petrolero.
Habrá que ver, en un futuro no muy lejano, cómo se complementan necesidades -por ahora asimétricas- entre el capital privado, que buscará alcanzar los mayores niveles de eficiencia, con los intereses sindicales que apelarán, sin lugar a dudas, a ubicar a la mayor cantidad de afiliados en esas áreas reconvertidas.
Con las contratistas también
La cuestión de la vinculación con empresas contratistas es un capítulo también importante. Vale recordar lo que hemos mencionado en cuanta ocasión hemos podido. La renta petrolera que amasan cada una de las ciudades que integran la cuenca, deviene, básicamente, de la perforación, terminación e intervenciones que la industria realiza en cada pozo petrolero.
Así, es muy importante incrementar niveles de actividades que demanden contrataciones de servicios que, en este caso, todavía están en duda o con altos niveles de incertidumbre. El caso es que la empresa perforadora de YPF, AESA, una subsidiaria de la primera, se mantiene en la provincia gracias a las contrataciones que le realiza su casa matriz, es decir YPF. Los precios que AESA cobra a YPF (es decir, YPF se compra y vende a sí misma) se encuentran por arriba de los de sus competidores directos y muchos más caros en Santa Cruz que lo que cobran en Chubut. Por otra parte, sus estándares de eficiencia y eficacia lejos están de satisfacer las exigencias de empresas como Pecom quien, por otra parte, no tendrá la obligación contractual –en principio- de sostener esa calidad de prestación de servicios petroleros.
Dentro de las posibilidades a las que le podría echar mano Pecom se encuentra DLS, empresa de servicios de torre que presta labores para Pan American Energy en Cerro Dragón.
Se sumarían a los servicios de perforación de DLS (una empresa del Grupo Archer que opera en Argentina y Bolivia), los de terminación y pulling de Venver y Clear Petróleum. Hay que aguardar qué decisión adopta Pecom en torno a ambos factores que tendrán una relevancia singular a la hora de medir el éxito o el fracaso de su nueva gestión.
Compartimos, hasta aquí la mirada optimista. Veamos ahora, la pesimista
Los conceptos vertidos por el Secretario General de Petroleros Privados, Jorge Ávila, respecto de paupérrimo desempeño que Tecpetrol imprime a sus actividades en El Tordillo, La Tapera y Puesto Quiroga, no dejan lugar a especulaciones optimistas.
Tecpetrol se encuentra en un proceso de franco retiro de la provincia del Chubut concentrando todo su esfuerzo inversor en la Provincia del Neuquén. Desde hace más de una década que su producción observa números en rojo y sus inversiones son cada vez más escuetas. Se conoció, recientemente, a través de un informe del Ministerio de Hidrocarburos de la provincia, que la petrolera perteneciente al Grupo Techint sostiene su desinversión en la región, alcanzando apenas un número cercano a los U$S 15 millones anuales. Un valor absolutamente insignificante para los que se manejan en el sector.
Desde el Ministerio de Hidrocarburos trascendió la intimación que le envió la cartera a cargo del Ministro Ponce a la petrolera, para que readecúe su plan de inversiones bajo el riesgo de proceder a la reversión de las áreas que explota en Chubut. También se conoció la posibilidad de que Tecpetrol intente seguir un camino similar al transitado por YPF. Es decir, vender esas áreas a otro operador privado.
Sea de una u otra forma, lo que está en juego -entre otras cuestiones- son los niveles de actividad. Es decir, la inversión que ésta operadora materializa en concepto de perforación, terminación y pulling. Si no hay inversión, no hay mejora en la producción y ambos factores, tienen una significativa incidencia en el mercado de empleo y de ingresos por regalías que perciben la provincia y los municipios.
La pregunta: ¿alcanzarán las inversiones de Pecom para suplir los procesos de desinversión de YPF y Tecpetrol y sostener así los niveles de actividad económica, de empleabilidad y renta que necesita la región?
La respuesta a este interrogante no luce como posible en el corto tiempo. Tampoco se puede pretender que una sola empresa operadora reestablezca los niveles de actividad que muestran signos de deterioro desde hace décadas.
Este complejo y preocupante escenario energético nos obliga a repensar no solo nuestro futuro sino a interpelar también a las distintas administraciones que gobernaron esta provincia para preguntarles ¿Cuáles fueron las razones que los llevaron a renegociar extensiones de contratos con empresas que no calificaban para dicho premio?
Tecpetrol e YPF fueron dos extensiones contractuales que no solo no alcanzaron lo previsto allá por 2013, con inversiones mínimas garantizadas y niveles de producción en crecimiento.
Ambas, junto a Petrobras, Enap Sipetrol, Sinopec y un etcétera muy extenso y, de la mano de administraciones gubernamentales provinciales mediocres y fútiles, contribuyeron al armado de un conjunto de intereses que vieron cristalizados sus objetivos en detrimento del futuro de generaciones de comodorenses, radatilenses y sarmientinos que hoy se ven obligados a pensar, con urgencia, de qué va vivir nuestro pueblo. ¿Se acuerda?
Por Sergio Cavicchioli