Argentina enfrenta una crisis de natalidad sin precedentes, experimentando una drástica disminución del 34% en el número de nacimientos en tan solo seis años, según recientes análisis. Este acelerado descenso no solo sitúa al país en números preocupantes a nivel regional, sino que también plantea serios desafíos para el futuro económico y social.
El fenómeno de la baja natalidad, que es una tendencia global, se ha exacerbado en Argentina en los últimos años. Especialistas y diversos informes señalan que la decisión de postergar o evitar la maternidad y paternidad entre los jóvenes se debe a una combinación de factores socioeconómicos, entre los que se destacan:
- Precariedad económica y laboral: Los altos costos de vida y la inestabilidad en el empleo dificultan la planificación familiar.
- Falta de acceso a vivienda: La dificultad para acceder a un hogar propio se suma a las barreras para la crianza.
- Dificultad para conciliar vida laboral y familiar: La desigualdad de género y la falta de servicios asequibles de cuidado infantil.
- Pesimismo respecto al futuro: La incertidumbre sobre el porvenir del país influye en la decisión de tener hijos.
Las consecuencias de esta tendencia son de amplio alcance. Menos nacimientos hoy implican una disminución de la fuerza laboral futura, lo que podría poner en riesgo la sostenibilidad de los sistemas previsionales (jubilaciones) y afectar la planificación en áreas como la educación.
Actualmente, Argentina se encuentra con una de las tasas de natalidad más bajas de América Latina, con un promedio de alrededor de 1,4 hijos por mujer, acercándose a las cifras de países como Chile y Uruguay.





