El miércoles, en el Estadio César Muñóz del Barrio Industrial, Huracán recibió a Jorge Newbery en el duelo definitorio del Torneo Zonal «A», en el que el Lobo se consagró campeón en la tanda de penales, pero la noticia no fue esa en sí, sino que lo fue la violencia una vez finalizado el cotejo.
Invasión del campo de juego, disparos y enfrentamientos entre la Barra de Fierro y la policía fueron, lamentablemente, los protagonistas del último evento deportivo del año en la ciudad de Comodoro Rivadavia.
El encuentro finalizó 1 a 0 a favor de Huracán, con un tanto de Rodrigo Ledesma de penal, y de esta manera el Globo llevó al juego a una tanda de penales que se vivió con un ambiente muy tenso desde el pitido final del árbitro.
Minutos previos al inicio de los penales en varios sectores del estadio se observaban roturas en el alambrado con el fin de comenzar a invadir el campo de juego, por lo que hubo gente que vio la tanda desde adentro.
«Anda al vestuario y cambiate la ropa que cuando termine te la van a robar», se escuchaba en las charlas entre jugadores que no iban a patear y asistentes técnicos de Huracán, previendo lo que iba a ocurrir minutos más tarde.
La tanda de penales se vivió con mucha tensión y lentitud, por cada penal que pasaba, un «hincha» se subía o rompía el alambrado del César Muñoz, lo que generaba que el árbitro del encuentro, Carlos Rujano se acerque a dialogar con el encargado del operativo policial para que el mismo le ratifique que el partido podía continuar con normalidad.
Al llegar el descenlace, con el penal fallado por Huracán y la euforia de los jugadores de Newbery, se desató la batalla en el campo de juego con simpatizantes ingresando a la cancha en cada rincón del estadio y la policía disparando hacia la zona de plateas en donde comenzó la desesperación de familias completas corriendo con niños en brazos para escapar de la situación.
En paralelo a ello, muchos hinchas que habían logrado ingresar a la cancha procedieron a robarle la indumentaria a los jugadores del Globo, que en su mayoría se fueron de la cancha en ropa interior y otros tantos se encontraban en los alrededores del vestuario en donde festejaba el campeonato Newbery, para intentar ingresar por la fuerza.
La violencia se trasladó afuera del estadio en donde el enfrentamiento fue mucho más fuerte. Los hinchas de Huracán comenzaron a apedrear a la policía y destrozaron el colectivo del elenco visitante, mientras el personal de seguridad buscaba despejar la zona y dividir los grupos hacia diferentes sectores del Barrio Industrial.
Una vez más, el clásico de Comodoro culminó manchado por la violencia y no fue noticia el espectáculo deportivo que era el eje principal del acontecimiento.