El ambiente gastronómico y televisivo sigue con preocupación la evolución de Christian Petersen, quien continúa bajo observación en el Hospital Dr. Ramón Carrillo de Neuquén. El cocinero fue ingresado de urgencia tras una descompensación crítica mientras participaba de una expedición de alta exigencia física en el Volcán Lanín.
Si bien los últimos reportes médicos indican que el paciente logró estabilizarse de su cuadro de arritmia cardíaca, el caso dio un giro mediático inesperado. Durante la emisión del programa Tarde o Temprano (El Trece), la periodista Fernanda Iglesias lanzó una versión que sacudió el hermetismo familiar: afirmó que un examen toxicológico realizado al ingresar al hospital habría dado positivo para cocaína y MDMA (éxtasis).
Incógnitas y versiones cruzadas
Hasta el momento, ni el entorno íntimo de Petersen ni las autoridades del Hospital Carrillo han emitido un parte oficial que confirme o desmienta estos resultados, amparándose en la reserva de la historia clínica. No obstante, el relato de los guías de montaña que lideraron el rescate ya mencionaba un comportamiento inusual del chef durante la travesía, previo al colapso físico que obligó a su evacuación inmediata.
La polémica instalada por Iglesias pone el foco en la peligrosidad de combinar sustancias estimulantes con deportes extremos. En contextos de alta montaña, donde la presión y el oxígeno juegan un rol crítico, cualquier alteración química en el organismo potencia exponencialmente el riesgo de muerte súbita o fallas cardíacas como la que sufrió el empresario.
Un rescate al límite
Petersen fue rescatado en un operativo de alta complejidad luego de desvanecerse en pleno ascenso. Aunque su evolución es favorable, el proceso de recuperación se da en medio de un silencio absoluto de sus allegados, quienes han evitado el contacto con la prensa desde que estalló la controversia.
El caso ha trascendido la salud del chef para instalar un debate necesario sobre la responsabilidad individual en entornos naturales extremos y los límites físicos en expediciones de alto rendimiento. Por ahora, el destino del «maestro de las brasas» depende de su estabilidad cardíaca y de cómo logre enfrentar un escenario público que hoy se divide entre la solidaridad por su salud y el escándalo por las causas del episodio.





