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El retroceso de la participación

Como todos los años electorales, 2023 se presenta para la Argentina como un ejercicio en donde las dudas y las incertidumbres se encuentran a la orden del día.

Es difícil pensar que un gobierno pueda ser reelegido habiendo mostrado, evidenciado, una total incapacidad para controlar dos de los fenómenos más agresivos para el diario vivir de todos los habitantes como lo son la inseguridad y la inflación.

El Trípode devaluado

La Administración del Frente de Todos dirigida por una tríada, compuesta por Cristina Fernández, Sergio Massa y Alberto Fernández, y un PJ absolutamente devaluado, pasarán a la historia como el gobierno que logró que la inflación alcanzara los tres dígitos en un año, siendo el registro más alto luego de haber convivido con la hiper de Alfonsín.

No es un dato menor que la inflación este más presente en la memoria reciente de los argentinos que la misma cuarentena y aislamiento que tuvimos que vivir en 2020 como consecuencia del COVID. La pandemia, las muertes, los confinamientos, ya forman parte de un mal recuerdo; pero la falta de seguridad en nuestras propias casas, la inflación y la pérdida de calidad de vida de la mayoría de los argentinos, son variables que nos acompañan en el diario vivir.

Los últimos sondeos de opinión pública reflejan justamente esta situación: los problemas que más preocupan a los nacidos en esta tierra son la inflación y la inseguridad.

Perdieron y no supieron reponerse

La deslegitimación, con la consecuente pérdida de credibilidad, del Gobierno de Alberto Fernández comenzó el 15 de noviembre de 2021, un día después de haberse celebrado las elecciones legislativas (de medio término) que le otorgó a la oposición concentrada en la alianza electoral Juntos por el Cambio, un triunfo inobjetable.

La inflación acumulada a lo largo de ese año electoral, 2021, fue del 50,9% y desde entonces hasta hoy ese guarismo alcanza exactamente el doble, es decir un 100%. En algunos rubros, por ejemplo, vestimenta y calzado, ese indicador es todavía peor, supera incluso el 120%.

Podríamos citar una enorme cantidad de datos que refuerzan nuestra afirmación de que el gobierno del Frente de Todos finalizó el mismo día que perdió las elecciones de medio término, pero sería redundante. Lo que sí debemos resaltar es que el trípode que constituyen el sostén del gobierno de Alberto Fernández, se rompió.

Cuanto más lejos de Alberto, mejor

El fuego interno pasó a ocupar el primer lugar de la agenda del gobierno. La pata “kirchnerista” no dudó en responsabilizar de la pérdida electoral al actual presidente y a su escaso grupo de colaboradores a punto tal, que lo llegaron a llamar… “un okupa” del Sillón de Rivadavia.

La debacle fue tan grosera que el porcentaje de inflación alcanzó el 7,4% durante el mes julio de 2022 y 7% en Agosto, momento en el cual Sergio Massa debió asumir en el Ministerio de Economía, luego de los fracasos de Martín Guzmán y Silvina Batakis.

La historia demuestra que ningún gobierno con tan magros resultados económicos obtenidos a lo largo de su gestión, ha logrado ser reelegido. De hecho y, con números muchos mejores que los evidenciados por el Frente de Todos, en las 8 elecciones presidenciales que se han practicado en América Latina desde 2018 hasta la fecha, ningún oficialismo pudo retener el poder. Fueron todos reemplazados por partidos o frente electorales opositores.

Compañero…!!! A diferenciarse porque perdemos

El escenario político que presenta el gobierno argentino es de una profunda erosión en donde sus fuerzas componentes hacen más esfuerzos para diferenciarse y distanciarse que para reunirse en torno al sostenimiento del mismo.

Un ejemplo más de lo expuesto, no solo es el fuego interno entre “albertistas”, “kirchneristas” y “masistas”, sino la actitud que han asumido la mayoría de los gobernadores peronistas. Buena parte de ellos han decidido desdoblar las elecciones en sus provincias respecto de la elección general. Y no solo practicar el desdoblamiento, además, cambiar el sistema electoral, eliminando las PASO (Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias) por internas cerradas o abiertas tradicionales.

y… por casa, ¿cómo andamos? Mejor bajemos las PASO

Para el caso del Chubut, la situación todavía es peor. La eliminación de las PASO se realizó en una sesión extraordinaria el pasado 23 de diciembre, casi con los festejos de la Navidad. Contó con el voto de la mayoría de los peronistas y chusotistas. Los que votaron en contra fueron Rossana Artero, Leila Lloyd Jones, Andrea Aguilera, Manuel Pagliaroni, Belén Baskovc y Tatiana Goic.

Los radicales siempre igual: votaron por sostenerlas, pero querían derogarlas

Vale hacer una aclaración importante: la iniciativa de eliminación de las PASO tenía más interesados que los que finalmente votaron a favor de su derogación. Entre ellos se anotaron el diputado radical Manuel Pagliaroni quien, a pesar de haber votado en contra de la eliminación, confesó públicamente su deseo de enterrar las PASO y devolver únicamente a los afiliados radicales la facultad de elegir a sus candidatos. Ocurrió que la Mesa Nacional de Juntos por el Cambio mando a votar en contra de la derogación del sistema electoral, y Pagliaroni finalmente se alineó. Pero éste no fue el único caso; por la misma senda del diputado radical, transitó también el mismo presidente del centenario partido, el Intendente de Rawson Damián Biss.

Ambos comulgaron con la idea de que no hay nada mejor para un radical, que otro radical. “No queremos seguir siendo furgón de cola de los candidatos del PRO”, se escuchó decir una y otra vez en distintos comités que parecen haber olvidado que las luchas internas en el seno de la UCR, llevó a que ese partido no gane una elección en Chubut desde 1999.

Los peronistas y chusotistas: derooogalas!!!…

En el peronismo, principal impulsor de la iniciativa legislativa, de la mano del Diputado Carlos Eliceche y -dicen fundamentada en su redacción por el chusotista Juan Horacio Pais-, fue acompañada por los dos principales competidores para la gobernación por el Frente de Todos, como lo son Juan Pablo Luque y Ricardo Sastre. La eliminación de las PASO le devuelve a quien gobierna el partido el poder absolutamente arbitrario del manejo de la “estructura” a su antojo. ¿Por qué? Por la disponibilidad unilateral del padrón electoral de dudosa confección,
entre otras razones. Sin actualizar -con las bajas y altas necesarias- el padrón electoral del PJ se estira y se achica, tantas veces como sea necesario, con el fin de garantizar el triunfo del candidato de quien gobierna el partido de forma circunstancial.

De hecho, sobran los ejemplos de la cantidad de referentes peronistas que decidieron competir por fuera del PJ (lo hicieron Maderna y Sastre en 2015 y 2019. Y lo practica hoy Gustavo Mc Karty en Trelew) y hacerlo dentro de otra estructura partidaria, por las desconfianzas que generan quienes proponen las elecciones internas cerradas.

El Presidente del PJ es el Senador Carlos Linares y en cuestiones internas, se apoya en el histórico José Salvador Arrechea. “El vasco es el único que tiene todos los papelitos”, sostienen unos y otros, y los maneja según la conveniencia de turno. Los papelitos son las afiliaciones y el control de cada uno de los Consejos de Localidad de cada municipio.

Pero vale recordar que esta metodología de elección de candidatos digitada -sea interna cerrada, abierta o PASO- trajo como resultante que Linares y sus delfines no ganan una elección desde 2015 cuando fue electo intendente de Comodoro Rivadavia. Cuando colocó a su candidato a Diputado Nacional en 2017, Ricardo Fueyo, perdió. Idéntico resultado obtuvo cuando fue candidato a Gobernador y lo mismo ocurrió cuando fue candidato a senador. Vale decir, que el control del partido no garantiza el triunfo electoral. Es más, el PJ es una estructura partidaria que al igual que la UCR, sostienen una pérdida constante de votantes de elección en elección.

El candidato de un partido político que surja de maniobras de tipo especulativas y digitadas por un grupo de dirigentes de ese partido, podrá superar una interna -cerrada o abierta- o una PASO, incluso. Lo que probablemente no logre, es superar la elección general.

Los triunfos, desde 2003 hasta la fecha, han sido monopolizados por el partido creado por Mario Das Neves, ChuSoto, desprendimiento del PJ y, más acá en la historia, por los referentes del PRO Chubut, encabezados por Ignacio Torres y Ana Clara Romero.

Desdoblemos que perdemos!!!

Nuestra provincia es una de las pocas que hasta ahora, ha decidido votar junto con el turno nacional. Es decir, en agosto y octubre. Pero la gran mayoría de los gobernadores del Frente de Todos han decido desanclarse del turno nacional y votar en otra fecha distinta. ¿La razón? Al integrar una lista encabezada por un candidato a presidente peronista, corren serio riesgo de ser arrastrados por el mal humor y enojo del votante quien padece diariamente la inflación y la inseguridad. Son conscientes de que ir con las elecciones nacionales, en la misma boleta, podría hacerles perder las elecciones; dado el desánimo generalizado en el electorado.

Desdoblando, evalúan, tienen más posibilidades de ganar, dado que la lista sería encabezada solo por el candidato a gobernador y no por el candidato a presidente.

Por lo tanto, es claro que los vicios y deformaciones de la “rosca partidaria”, de los acuerdos a espaldas de la gente, que fueron eliminadas por las PASO –en donde la decisión descansa tanto en manos del votante afiliado como en el no afiliado- volvieron en 2023. Padrones escondidos, fondos provenientes de los gobiernos en manos del Frente de Todos y de Juntos por el Cambio para la disponibilidad de recursos y fondos para movilizar a los afiliados, prebendas a cambio de futuros triunfos, falta de rendición de aportes económicos, poca o nula transparencia en cuanto a los sponsors empresariales, votantes fallecidos, votantes que sufragan más de una vez; son algunas de las características que pensamos haber desterrado con la vigencia de las PASO. Si bien, durante su vigencia, no se eliminaron por completo todos estos vicios, muchos de ellos fueron minimizados a una pobre expresión.

¿Cuál fue la básica, casi lumpen, fundamentación que realizó el Diputado Eliceche para derogar las PASO?. Básicamente dos: el alto costo de las mismas y evitar concurrir tantas veces a votar.

En realidad, ambas son falacias groseras. Con elecciones bajo la modalidad de internas cerradas, los recursos para realizarlas generalmente los aportan los mismos gobiernos que el partido controla, es decir, todos los habitantes terminamos pagando la interna de los partidos.

Y respecto a la alta frecuencia de la concurrencia a las urnas, las internas cerradas exigen menos participación ciudadana, por lo tanto, son más económicas. Ambas afirmaciones son ciertas. Pero esas certezas se licuan cuando los candidatos son votados en el seno del partido por apenas una pequeña minoría. ¿Qué representatividad puede tener un candidato partidario votado por una ínfima minoría?

Cito el ejemplo de la Provincia de La Pampa que lo vivimos hace 15 días aproximadamente en las internas de Juntos por el Cambio de esa provincia. Se eliminaron las PASO y se celebraron “internas” pero con dos atenuantes. Primero fueron abiertas y luego financiadas por el estado provincial. Vale decir podían votar los afiliados a la UCR y al PRO y cualquier otro votante no afiliado a otro partido. En condiciones de sufragar se encontraban algo más de 238 mil ciudadanos que reunían ambas condiciones. Los que fueron a las urnas alcanzaron apenas los 30 mil. Vale decir, algo más del 13%. El candidato a gobernador de JxC de La Pampa, adquiere esa condición tras haber cosechado solo 15 mil quinientos cincuenta sufragios. La Pampa tiene aproximadamente unos 350 mil habitantes. Entonces, Martín Berhongaray (UCR) fue votado por menos del 5% de la población total de esa provincia.

Entonces me pregunto ¿cuán representativo es Berhongaray cuando deba competir por la gobernación de esa provincia? Dicho de otro modo; una minoría (de 15 mil quinientos cincuenta votantes) pretende que su candidato represente a la mayoría de los 300 mil electores. Son éstas imposiciones las que terminaron cansando a un electorado que hoy, tiene más deseos de no participar que de formar parte de una elección.

¿Cuánto le cuesta al país, una provincia o una ciudad, llevar a un candidato elegido por una exigua cantidad de votantes? Las experiencias sobran en ese sentido. Candidatos votados por poca gente en el seno de su partido y que luego, en la general, reciben acompañamientos mayoritarios. ¿Cuál es el resultado? En la gran mayoría de los casos, convertimos a gente en gobernantes sin tener los mínimos requisitos para hacerlo. Y luego, a padecerlos.

Entonces: es mentira que las elecciones internas cerradas son más baratas que las PASO. Para prueba, basta con observar la realidad presente.

De espaldas a la mayor participación

Por lo tanto, lo que buscaron la mayoría de los legisladores chubutenses al sostener la desaparición de las PASO, fue que el votante independiente no influya en la vida interna de los principales partidos políticos. El objetivo más importante que alcanzaron los más destacados referentes del PJ, UCR y ChuSoto, fue no perder el control de cada partido en detrimento de la participación genuina de los votantes no afiliados.

Es llamativo que hombres y mujeres de la política chubutense le hayan manifestado a la ciudadanía provincial que no están interesados en escuchar, analizar y aceptar su opinión. Con estas conductas, quienes gobiernan los partidos políticos con representación parlamentaria y los mismos diputados provinciales, prefieren vivir en su propia aldea con la pobreza que genera la prebenda, que abrazar el desafío de convivir con ciudadanos libres, dispuestos a afrontar los desafíos que plantea el mundo de hoy. Este fue el principal aporte que ofrecieron
las PASO a la representación política de la provincia. Y digo solo de la provincia porque –por suerte- todavía se mantienen a nivel nacional.

Ser puntero no te hace dirigente

La PASO obligó a muchos punteros (que solo adquirieron esa condición “pagando por el voto”), a que dicha acción no alcanzara para convencer a una mayoría necesaria y suficiente para constituirse en candidatos.

Con las internas cerradas ganan los punteros, con las PASO gana el dirigente. ¿Por qué? Porque el dirigente generalmente persuade, mientras que el puntero, aprieta. En definitiva, triunfa el sistema democrático; porque obliga a que el dirigente –si pretende ser candidato con posibilidades ciertas de ganar- se deba superar a sí mismo y generar propuestas que no solo persuada a afiliados (pagando con dinero o electrodomésticos por el voto). El dirigente debe convencer al votante independiente que razona –no por afiliación a una organización partidaria- sino a partir del análisis y del discernimiento.

Por eso, luego de décadas de internas cerradas (las PASO nacieron recién en 2009) como dinamizador de la vida de cada partido político, con prácticas más cercanas al fraude y a la trampa, la consecuencia es la diáspora de afiliados. En 1983 todos concurrían –casi con desesperación- para afiliarse a un partido político, con orgullo. Hoy, ser afiliado a un partido –generalmente- es visto más como un defecto que como una virtud.

Que el peso del defecto sea más que el peso de la virtud, conlleva a la pérdida, por un lado, de calidad de los dirigentes que no pasan el filtro de “punteros” con billetera ajena. Por el otro, la emigración de afiliados quienes- en su gran mayoría- no se vuelven a afiliar a ningún otro partido. Esta erosión de afiliados presupone que, en la elección interna de cada partido, vote cada vez menos gente. Ergo, vaciamos de contenido a una de las principales instituciones de la democracia como lo son, los partidos políticos.

Estas son las consecuencias de volver al pasado. De tener una mirada corta, sujeta a conveniencias solo de tipo personal. “Punteros” de cabotaje en vez de “dirigentes” de largo alcance, es decir, estadistas.

Este es el escenario que tenemos por delante. Y a unos y a otros, poco les importa. Cada cual atiende su juego, por más pobre que este sea.

Por Sergio Cavicchioli

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