Durante su paso por Radio del Sur 97.1, la pediatra Ailín Torrieri analizó el creciente impacto del uso de pantallas en niños y adolescentes, una problemática que observa a diario en el consultorio. «Se ha visto un gran cambio en el desarrollo de los niños por la tecnología», afirmó.
«Los niños históricamente se desarrollaron observando el mundo real. Cuando aparece la pantalla, el cerebro en crecimiento empieza a funcionar a otra velocidad y algunas áreas dejan de estimularse», explicó. Entre las consecuencias más visibles mencionó el retardo del lenguaje: «Es una de las consultas que más veo: chicos con retraso en el habla después de usar celulares o tablets muchas horas desde muy pequeños».
La pediatra también señaló cambios en la alimentación y en los vínculos:
«El niño que está con pantallas tampoco investiga el alimento cuando está comiendo. Se pierde un momento social y familiar, y hasta se afecta la motricidad fina».
Torrieri recordó que en Argentina la recomendación vigente es pantalla cero hasta los 2 años y, desde esa edad, no más de una hora diaria, priorizando contenidos adecuados. Sin embargo, considera que las guías podrían endurecerse: «Europa ya prohibió pantallas hasta los seis años. Es posible que avancemos hacia ese camino».
Respecto al uso en adolescentes, la profesional remarcó la importancia del acompañamiento: «Lo fundamental es la supervisión. Nunca dejar a un chico o un adolescente con acceso libre a un dispositivo sin saber qué está viendo».
También opinó sobre las recientes prohibiciones en otros países: «Para regular redes sociales se necesita un sistema muy fuerte. Hoy en Argentina no tenemos una legislación así, pero sí podemos educar: cuando los adolescentes entienden los riesgos, cambian sus hábitos».
Sobre las medidas restrictivas que aplican algunos países, como Australia y Chile, expresó: «No conozco legislación vigente en Argentina. Para eso se necesita un sistema de salud y un Estado muy fuerte. Ojalá se dé, porque hoy hay tanta información sin regulación que mucha puede ser contraproducente».
Y agregó: «Para regular redes sociales se necesita un sistema muy fuerte. Hoy en Argentina no tenemos una legislación así, pero sí podemos educar: cuando los adolescentes entienden los riesgos, cambian sus hábitos».
Torrieri insistió en que el rol de los profesionales es ayudar a construir mejores hábitos: «Lo más importante es una buena educación para toda la población. A partir de ahí las cosas cambian».
